Además, la policía debería preguntarse si su propia
actuación contribuye más a empeorar los conflictos que a solucionarlos. Pero,
sobre todo, en la mesa de discusión deberían estar presentes los hinchas.
Involucrarlos en la estrategia para controlar la violencia podría servir para
identificar y castigar a aquellas personas que, con su actitud agresiva y su
tendencia a los actos vandálicos, dañan a las asociaciones de balompié y a los
ultras. Los hinchas están llamados a abrir la boca y señalar a quienes originan
los tumultos.
Alemania tendrá en el futuro una comisión especial, formada
por representantes de las autoridades deportivas y de las autoridades políticas
y por representantes de los hinchas, destinada a hacer frente a los problemas
de violencia en los estadios.
Así se decidió en una mesa redonda realizada en el
Ministerio de Interior a la que asistieron el ministro Hans-Peter Friedrich, el
presidente de la Federación Alemana de Fútbol (DFB), Theo Zwanziger, el
presidente de la Liga Alemana de Fútbol (DFL), Reinhardt Rauball, y Michael
Gabriel, represente del Centro de Coordinación de proyectos para aficionados.
La creación de la comisión se produce poco después de una
serie de incidentes ocurridos en la Copa de Alemania y en divisiones
inferiores, muchos de ellos relacionados con el uso de pirotecnia en los
estadios pese a la prohibición vigente.
Todos los participantes en la mesa redonda reiteraron la
conveniencia de mantener esa prohibición y Rauball subrayó que una de las
tareas que tiene la comisión es desarrollar herramientas para que se cumpla.
Rauball se manifestó además en contra de hacer más estricto
el catálogo de sanciones para aficionados violentos, asegurando que una medida
de esa naturaleza afectaría también a la mayoría pacífica y dificultaría el
diálogo con los aficionados, que debe ser uno de los pilares de la lucha de la
violencia.
Friedrich, por su parte, rechazó propuestas de prohibir el
consumo de alcohol en los estadios por considerar una medida de esta naturaleza
desproporcionada e ineficaz.
"Creo que es desproporcionado prohibirle a los
aficionados pacíficos que se tomen una cerveza durante un partido. Además, la
eficacia de la medida sería escasa porque la mayoría los aficionados
problemáticos ya llegan bebidos a los estadios". Tanto Friedrich como Zwanziger y Rauball subrayaron que los
aficionados problemáticos son una minoría, que está por debajo del uno por
ciento, y que eso es algo que hay que tener siempre en cuenta cuando se habla
de problemas de violencia en los estadios.
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